marzo 28, 2024

EMPREFINANZAS

ABRIENDO NUEVOS CAMINOS HACIA LA INFORMACION

AMENAZAS PÚBLICAS

Arturo Damm

“LEGISLADOR QUE NO SABE ECONOMÍA ES UNA AMENAZA PÚBLICA. DESAFORTUNADAMENTE ABUNDAN LEGISLADORES QUE NO SABEN DE ECONOMÍA, Y BUENA MUESTRA LA ENCONTRAMOS ENTRE LOS PERREDISTAS.”

Decía Louis Brandeis que “abogado que no sabe economía es una amenaza pública”. Enmendándole la plana debemos afirmar que “legislador que no sabe economía es una amenaza pública”, alguien quien, al margen de sus buenas intenciones, hará más mal que bien por imponer leyes (positivas: redactas y promulgadas por el hombre; prescriptivas: disponen lo que debe ser), que irían en contra de las leyes de la economía (naturales: no redactas y no promulgadas por el hombre; descriptivas: explican lo que es).

Desafortunadamente abundan legisladores que no saben de economía, y buena muestra la encontramos entre los perredistas. Hace unos días leímos, en la página electrónica de El Universal, que “el grupo parlamentario del PRD en la Cámara de Diputados propondrá que el Banco de México fije como tasa de interés máxima el 35 por ciento para cualquier tipo de crédito”, lo cual supondría una ley positiva (por ley nadie podría ofrecer crédito a una tasa mayor al 35 por ciento), que iría en contra de una ley natural (la ley de la oferta y la demanda), con el resultado inevitable: aumento en la cantidad demandada de crédito (a muchos deudores potenciales les convendría pedir prestado a esa tasa más baja que la anterior), reducción en la cantidad ofrecida (a muchos prestamistas actuales no les convendría prestar a esa tasa menor que la anterior), y por lo tanto escasez: oferta de crédito más barato que no alcanzaría para todos los demandantes.

Para entender lo anterior hay que tener en cuenta que una tasa de interés máxima es la que fija la autoridad, que en este caso sería el Banco de México, por debajo de la tasa de equilibrio, que es el resultado de la libre interacción entre oferentes y demandantes de crédito, y que equilibra el mercado logrando que la cantidad demandada iguale a la cantidad ofrecida, por lo que no hay ni escasez ni sobreoferta.

El resultado de tasas de interés máximas es la escasez de crédito, que siempre es una situación antieconómica.

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